El otro dia me contaste cuando ibas caminando con el trigo en la cabeza de Limosano a Campobasso para venderlo.
Hoy me tomo un bus que tarda 40 minutos, y ese camino que hiciste lo hago yo, pero sentada. Que fácil es mi vida ahora, y que difícil fue la tuya.
Todo lo que hiciste, por todo lo que trabajaste, hoy estoy en donde estoy. Visitando tu pueblo, viajando por el mundo, cumpliendo mis sueños.
Hoy puedo cumplir mis sueños porque vos no pudiste cumplir los tuyos, porque tal vez no tenías sueños o no te permitieron tenerlos. Lo tuyo siempre fue trabajo duro y ahorro.
El orgullo que siento de ver el camino que recorriste, y hasta donde llegaste, supera todo lenguaje. Me costo mucho encontrar tu lugar de nacimiento, Limosano, pero llegar acá fue muy gratificante. Te veo en cada esquina de este pueblo medieval, te imagino de chiquita jugando en las calles, habrás podido jugar? o siempre fue trabajar?
Espero poder haber heredado un poco de tu fuerza, un poquito nada mas. Siempre seguiste adelante, siempre te mantuviste fuerte y cabeza dura, eso creo que si lo tengo.
Llegar a la zona de Campobasso y Molise es conocerte de nuevo. Todo esto fue tu mundo entero, allá por los 40. El hambre que pasaste, el miedo y la soledad. No fue fácil abuela, pero lo lograste. Sos una sobreviviente, y ver los escombros de tu vida me enorgullece.
Hoy casi con 81 años seguís teniendo el mismo fuego, la misma fuerza interna de aquellos tiempos. Y yo agradezco, a Dios y a los caminos de la vida por haberme traído acá. A los comienzos de mi familia, a donde todo empezó.
De donde viniste, de donde vine.