Llegue a Buenos Aires después de casi dos años. Después de haber viajado, conocido y disfrutado tanto de mis días de viaje. Después de haberme perdido y haberme encontrado una vez mas.
Aquellos días de viaje no se han terminado. Pero venir a Buenos Aires es un punto aparte.
Volver a tu lugar de nacimiento no es algo que se pueda explicar muy bien con palabras, mas bien se entiende con los sentimientos. Con el corazón. Volver a casa es algo que te mueve hasta las células. Especialmente cuando uno tiene una relación especial con la casa. Y especial no siempre significa algo positivo. A veces especial no es lo ideal, pero es.
Volver a mi casa es una manera de decir. Yo ya no tengo casa en Buenos Aires. Tengo la casa de mi mamá, la de mi papá y la de mi abuela. Mi casa, mis cosas, mi cama no existen más. Mi cuarto, mis platos, mis cuadros, mis fotos, mi gato… se fueron. Se disolvieron en el tiempo. Cambiaron de lugar como cambie yo. Y quien puede culpar al paso del tiempo? Una parte de uno quisiera que las cosas se queden igual siempre, o tal vez no. Yo no quisiera volver atrás. Pero volver a mi no-casa me des-coloca. Me des-encuentra.
Yo viajé, yo me mudé, yo me moví. Ellos también lo hicieron. Pero yo me quede en otro tiempo. Yo me fui con otra imagen, con otra impresión. Y a mi me paso el tiempo. Pero para mi Buenos Aires estaba detenida en el 2010.
Volver y ver que todo cuesta 10 veces mas, que la moda es otra, que la vereda de mi casa es nueva, que algunos negocios cerraron y otros nuevos abrieron. Que algunos de mis vecinos ya no están, que a otros muy queridos no los voy a volver a ver en esta vida. Todo eso te espera al volver a casa.
Pero ellos como nos ven? Cambiados también, extraños? Iguales que siempre?
Volver a casa es volver a encontrarse con uno mismo, pero de allá atrás. Con la version antigua de nuestro ser. Con nuestras antiguas decisiones y pensamientos. Nuestras viejas creencias, nuestra antigua manera de ver el mundo.
Cuando llegamos a un lugar nuevo empezamos de nuevo, recolectamos cosas nuevas, nuevas maneras de ver la vida, nuevos puntos de vista. Pero cuando volvemos nuestro “antiguo yo” nos espera, nos recibe. Y esta dispuesto a hacer las paces.
Acá no somos nuevos. Volvemos al antes, al comienzo.
A tomar impulso y empezar de nuevo.
Comparto tus sensaciones, por eso me detengo cuando tengo ganar de volver a mi país. Tuve muchas dificultades en acostumbrarme otra vez a mi vida al exterior después que volví a mi país por la primera vez desde expatriar. El primer viaje, la mudanza, no me dolió para nada porque todo estaba nuevo y me mudaba bajo de un impulso que tenía hace tiempo. Sé que mi familia me extraña y no comparten mi decisión de vivir tan lejos de ellos, tengo gana de verlos pero me cuesta demasiado ir allí, volver en mis pasos.
LikeLike
Gracias Isa, yo creo que el que se fue nunca vuelve. Es decir, el que eramos ya no somos. Vimos el mundo de ahí afuera y volver a nuestro pais es verlo con otros ojos. Es lindo visitar a la familia, pero volver a vivir seria tan difícil como el desarraigo al irse. Un abrazo 😉
LikeLiked by 1 person